Quiero.

Quiero poder creerte.
Quiero poder confiar en ti.
Quiero tener la necesidad de ti.
Quiero poder estar siempre contigo.
Quiero verte, odiarte, y reir junto a ti.
Quiero que un día me digas toda la verdad.
Quiero que todo esto acabe y se pase el dolor.
Quiero tener felicidad, contigo o sin ti, eso quiero.

De nada.

De nada sirve llorar cuando el daño ya está hecho.
De nada sirve arrepentirse si no es de corazón.
De nada sirve confiar en alguien cuando sabes que te va a traicionar.
De nada por todos esos momentos vividos, que eran mentira.
De nada por decirme te quiero a la vez que a otro.
De nada por destrozarme.
De nada por dejarme en la más absoluta mierda.
De nada por quererte.

Somos estúpidos.

¿Me equivoco? Yo creo que no.

El título lo deja bien claro, y cada día lo compruebo más.

Somos muy estúpidos. No hay otra palabra que nos define mejor. ¿Por qué digo esto? Es simple, haz un balance de tu última semana, ahora piensa, ¿has aprovechado el tiempo como te gustaría? O por el contrario, ¿has hecho cosas que no te llenan o simplemente, no has hecho una mierda?

En mi caso, creo que tiro demasiado el tiempo, y por lo que se, la mayoría de personas hacen lo mismo.

Creo que la vida es sumamente maravillosa, nos da mil oportunidades para poder exprimirla al máximo y sacarle todo el jugo, en cambio nosotros, como estúpidos que somos, no la disfrutamos como deberíamos.

Simplemente me gusta reflexionar sobre esto, es una entrada corta, pero más que suficiente para que te preguntes si mañana quieres que tu día sea la misma mierda que fue ayer.

Aunque no lo queramos...

...debemos olvidar.

Debemos olvidar todos esos momentos juntos.

Esas tonterías, esas bromas, esa risa, esos ojos, su cuerpo, su boca, su forma de mirarme, su manera de tratarme, esas sorpresas que nos dábamos, esos rincones que solo conocíamos los dos.

A veces no podemos seguir mirando atrás, ni recordando todos esos momentos de antes, si no que debemos mirar hacia el frente, en busca de nuevos retos, de nuevas vivencias y de nuevas personas.

Quizás algún todo vuelva a ser como antes, pero ahora nos toca aceptar que nos alejamos... nos vamos para siempre, ¿o quizá solo sea un hasta luego?

Y es que, el tiempo duele.

La soledad.

¿A veces no pensáis en todas las personas que os rodean pero a la vez en lo sólos que estáis?

Creo que todos sentimos esa sensación en muchas ocasiones, y no, no mola nada.

Es como si el mundo se pusiese de acuerdo en aislarnos, en dejarnos solos, comiéndonos la cabeza.

También en muchas otras ocasiones ocurre que no tienes el apoyo de nadie en tu día a día, o quizás, no lo tienes tanto como te gustaría. A veces necesitamos ese empujón que nos anime a continuar el camino, y cuando no lo tenemos, en muchas ocasiones solemos venirnos abajo...
¿Es una putada? Si, y de las grandes, pero miremos el lado positivo de todo esto, y es que nos obliga a echarle cojones y tirar hacia delante, solos, sin la ayuda de nadie, pero joder, ¿para qué más? Uno sólo puede llegar a hacer grandes cosas...

"Nacemos solos, vivimos solos y morimos solos"

Vertigo.

Hablamos de tiempo, pero la mitad lo perdemos.

Hablas de lo que siento, pero lo que siento es mío.

Es como ese vertigo a la caída que muchas veces nos impide avanzar, y nos frena.
Como cuando dejamos pasar las cosas y más adelante nos arrepentimos.
Esa oportunidad que tuvimos entre nuestras manos y un día se nos fue.
No deberíamos escondernos ante esos momentos, si no dar la cara y hacerlos frente, pero a veces ese vértigo nos vence.
Hemos vivido mucho, pero nos da vértigo pensar en lo que nos queda... mejor dicho, en las cosas malas que nos quedan.
Nos mata el tiempo, y al final nos vemos con la soga al cuello, sin saber que hacer, gastando sueños, con la cabeza perdida, con el corazón hecho trizas.

Es difícil escribir una frase acorde que resuma todo esto que algunos sentimos dentro.

Nuestros daños.

Lo que somos y lo que hemos sido.

La frase de arriba define muy bien muchas situaciones que se dan en nuestras vidas con personas que en su momento, eran especiales, y que hoy, simplemente, son.

Muchas risas, muchos momentos inigualables, muchos lugares... hoy en día todo eso duele. Es curioso que aquello que un día te hacía feliz sea lo que hoy te destroce.
El recuerdo de algo bonito es el que más duele, ya que sabes que aquel momento no se va a repetir, y es una sensación de tristeza y nostalgia que no recomiendo a nadie.

Creo que en general, nos jode más recordar los buenos momentos que los malos, y aunque suene egoísta, a veces hubiese preferido que fuese al revés.

En fin, la vida nos jode demasiado, pero nos hace muy fuertes.

Perdimos oportunidades.

Los trenes pasan, y si no los coges, puedes acabar arrepintiéndote toda tu vida.

Demasiados juegos, demasiadas promesas incumplidas, demasiadas palabras rotas, todo esto pasa factura, y ahora te arrepientes. No puedes marear a alguien a quien tienes en tu mano, porque al final, puede salir volando, y no lo tendrás nunca más.

Dicen que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, y realmente es muy triste que esto sea así, pero a lo largo de mi vida he comprobado que aunque sea una puta mierda, siempre se cumple.
Quizás en muchas ocasiones somos egoístas y no pensamos como lo puede estar pasando la otra persona, esa persona que anda locamente detrás de ti, pero a la que tu no prestas atención, y solo sabes que está, o mejor dicho, estuvo ahí, cuando se va definitivamente de nuestras vidas.

Simplemente no hay que perder ya el tiempo recordando, es agua pasada.

Lo bonito de fracasar.

Muchos de vosotros y vosotras que estáis leyendo esto ahora mismo padecéis de una de las peores enfermedades del siglo XXI, si, el miedo al fracaso.

Día a día veo como mucha gente se hunde en su propia mierda simplemente por las críticas que recibe, por la envidia de la gente, por el miedo a fracasar, o bueno, mejor dicho, por el miedo que les instauran algunas personas al fracaso.

Fracasar es bonito, es bueno, y ante todo, necesario. ¿Por qué tanto miedo a ello? Tanto yo como el resto de vosotros, de no haber sido por algunos fracasos, no habríamos aprendido a mejorar y no hubieramos conseguido muchas cosas que hoy en dia logramos.

Pensadlo, recordad esa hostia (no literal) que os llevásteis una vez y gracias a ella todo fue mejor, ese momento en el que pensabas que estabas en la mismísima mierda y que de ahí ya no saldrías nunca más, y mira, hoy en día todo es diferente.

Dicen que la vida nos hace daño, pero justamente ese daño es lo que nos hace fuertes, y hay que agarrarse a eso.

Disfruta más y preocúpate menos.

Antes de empezar, simplemente quería informar que después de más de un año ausente, vuelvo a retomar este blog con ganas y mucha ilusión.

Quizás no tenga tanto éxito como tuvo en su día, ya que esas más de 8000 visitas únicas en tan sólo 15 días fueron increíbles, pero al final esa no es la finalidad con la que escribo, si no la de expresarme de la mejor forma que conozco y quizás ayudar a alguien con mis palabras.

El título es bien claro y sencillo, no voy a escribir una parrafada sobre lo que significa, ya que todos lo sabemos y es una frase que muy posiblemente nos hayan repetido mil veces, pero que me gusta recordar una vez más porque en muchas ocasiones no la cumplimos, nos preocupamos por mierdas que no tienen nada de importancia y eso cambia nuestro estado de animo, apagando todo lo bueno que tenemos a nuestro alrededor, por eso, vamos a echarle huevos y desde aquí os digo que disfrutéis de la vida, de lo que os hace feliz, y dejad todos los problemas insignificantes a un lado.

Prometo escribir nuevas entradas a menudo.